sábado, 14 de enero de 2012

El ami-enemigo americano

Casa del Libro
Con candidatos republicanos que utilizan la crítica a Europa para hacer campaña o con discursos como el que hizo recientemente el presidente Barack Obama para advertir de los perjuicios que supone para Estados Unidos la vinculación con una UE en crisis ¿cabía esperar calificaciones europeas más positivas por parte de agencias americanas como Standard & Poor's? Es más: ¿cuándo han demostrado los gobiernos norteamericanos un gesto desinteresado hacia el viejo continente? USA vive todavía, en cuanto a la fascinación que ejerce sobre Europa, de su intervención en la Segunda Guerra Mundial (SGM), decisiva, por supuesto, en la erradicación del horror nazi. Pero se ha escrito poco sobre la intervención de los americanos en Alemania tras el conflicto bélico. El periodista estadounidense William L. Shirer sí lo hizo en una serie de reportajes que recopiló en el libro "Regreso a Berlín" (publicado en España por Debate), continuación de "Diario de Berlín". Fue Edward R. Murrow -azote del furibundo anticomunista senador Joseph McCarthy y autor de la famosa frase "Buenas noches y buena suerte"quien le ofreció la corresponsalía europea para la CBS, donde analizó sin prejuicios la postguerra europea. Explica Shirer que, acabada la SGM, el ejército de los Estados Unidos pasó a controlar la fábrica Daimler-Benz y mantuvo al frente de la misma a un nazi. Los trabajadores alemanes protestaron y amagaron con una huelga, que fue reprimida por los americanos. Explica el periodista que los empleados se plantearon "si los americanos eran idiotas o habían conquistado Alemania en beneficio de los nazis". Una anécdota no extrapolable, pero que hace reflexionar sobre determinados rescates.

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