sábado, 30 de agosto de 2014

Y que le gusten los perros

Sin llegar al nivel de Francia o Austria, en España hay cada vez más establecimientos que admiten mascotas. Pero, atención. Hay bastante oportunismo en esa proliferación de hoteles perrunos. Admitir animales no significa que el propietario del negocio los entienda, tenga adaptado su local a las necesidades de éstos o simplemente le gusten. La crisis económica ha provocado que algunos empresarios hayan visto en este tipo de servicios una ocasión para captar clientela o imponer un suplemento extra. Es conveniente informarse bien porque, de lo contrario, nos podemos encontrar con malos entendidos y preguntas impertinentes: "¿Su perro no ladrará por la noche?" "¿No se subirá a la cama?" o "¿Le importaría que el perro duerma en el garaje?". O comentarios indignantes del tipo "procure que no se vea demasiado a su perro".
No es el caso de Gure ametsa, una casa rural situada en Getaria (Gipuzkoa) dirigida por la encantadora Ainhoa. Un lugar situado a media hora de San Sebastián, enclave perfecto para hacer excursiones por los pueblos pesqueros de esta zona y, en el caso de los fetichistas cinéfilos, visitar los escenarios donde se rodó la taquillera "Ocho apellidos vascos". La película, por cierto, ha animado la economía de unos municipios no demasiado turísticos donde la industria ha sufrido los estragos de la recesión.

Playa La Rubina (Girona)
Otra casa donde se quiere a los perros es la Casa de Turisme Rural Masia Forn del Vidre, en Llorà (Girona), regentada por Susanna y Domènec. Situada en plena naturaleza, en una agreste zona volcánica poco conocida pero impresionante, este lugar bien vale una estancia donde perros y humanos desconecten de la estresante ciudad. Y si se quiere mar, la playa de La Rubina (Entre Castelló d'Empúries y Roses), donde se admiten perros, está a 45 minutos en coche. Solo son dos ejemplos que he conocido, pero hay muchos más, como puede comprobarse en las web Viajarconperros.es y Srperro.com

domingo, 17 de agosto de 2014

Machismo cotidiano

Descubro el interesante proyecto "The everyday sexim project" que pretende canalizar los sentimientos de mujeres que se sienten injuriadas o vejadas por los hombres en su vida cotidiana. Lo que más me llama la atención es que esta web pone de manifiesto que determinadas actitudes machistas son asumidas como algo normal. Es decir, que la mujer no se percata de algunos comportamientos claramente misóginos porque forman parte de su día a día. Entre los mensajes enviados a este portal abundan los que denuncian los piropos callejeros. Este es el caso de Paula:
"Creo que este proyecto es genial :) Hace unos años hice un pequeño trabajo para la Universidad en Nicaragua (dónde los hombre "piropean" obscenamente a las mujeres a todas horas) y entrevisté a varios hombres para preguntarles por qué lo hacían. Todos ellos respondieron que porque a nosotras nos gustaba, que nos hacía sentir bonitas y deseadas...Razones hay para todos los gustos. Para mi una cosa es un cumplido educado que le puedes hacer a cualquier persona y otra muy distinta "mamita te comía..." o el mítico "tanta carne y yo vegetariano"...
No me creo las razones aducidas por esos piropeadores. Apuesto a que, en la mayoría de ocasiones, lo hacen para sentirse más varoniles o demostrar a otros hombres que lo son. En ambos casos, nos encontramos ante seres acomplejados. La pregunta es ¿qué hacer ante un insulto ofensivo? Difícil respuesta. El miedo al conflicto -a la violencia, en definitiva- nos disuade de replicar a quien insulta. Es lógico. La prudencia es buena consejera, pero si la ofensa es grave, nada mejor que utilizar el teléfono móvil y amagar con una llamada a la policía. O hacerla de verdad.

sábado, 16 de agosto de 2014

Robin Williams, payaso triste

Tras el suicidio de Robin Williams, me he acordado de esos payasos que, empeñados en hacer reír, solo provocan una enorme tristeza. Y entonces recuerdo al Charles Chaplin de "Candilejas". O al Buster Keaton, que decidió no sonreír nunca. O al contemporáneo Louis C. K., del que escribe Beatriz Manjón en su artículo "Reír por no llorar" a raíz de la muerte del humorista americano. Todos ellos son cómicos que han interpretado a perdedores.¿De qué nos reímos entonces?
De Williams nos han llegado las risas enlatadas de las series de televisión que protagonizó cuando era muy joven. También su histrionismo, que como ahora se ha sabido, ocultaba una personalidad compleja, insegura, torturada. Lo suyo no eran las caídas o los tortazos en la cara, maldita la gracia que siempre me han hecho ese tipo de payasadas, pero sí las imitaciones, los malabarismos de su voz, la pose exagerada... Irritantes en algunos casos. Pero al igual que Chaplin o Jerry Lewis, Williams también emocionó en el drama. Tanto que fue premiado y será recordado por papeles no humorísticos.

Buster Keaton y Charles Chaplin en "Candilejas"

miércoles, 13 de agosto de 2014

Ligar es cosa de vagos

Leo que hay dos aplicaciones para teléfonos móviles que están arrasando. Ambas permiten contactar con usuarios registrados que están cerca de tí. Es decir, que es posible comunicarse vía smartphone con ese joven que acabas de ver en la tienda de congelados o lanzar un mensaje a esa chica sentada en el banco de al lado. ¡Perezosos mentales, uniros! Una de esas app es Tinder, con más de 35.000 perfiles: Así se presenta esta red social: "Tinder te muestra a personas cercanas que deberías conocer y te permite indicar me gusta o paso de forma anónima". Así te ahorras los prolegómenos, las primeras miraditas, los nervios ante la posibilidad de rechazo, el reto de romper el hielo, el esfuerzo por encontrar las palabras adecuadas... Las mariposas en el estómago, en definitiva. También ofrece este tipo de contactos Twine. "Después de entrar, puedes encontrar gente cercana a tí y chatear anónimamente, sólo revelando tu identidad cuando lo desees, y poniendo énfasis en la conversación".
¿Un atajo amoroso? O una forma de quemar etapas demasiado deprisa. Y, cuidado, que también significa hacerse trampas al solitario, pues con esos métodos virtuales se puede llegar a pensar que ligar es demasiado fácil. Y la frustración puede ser enorme.