sábado, 31 de octubre de 2015

Un vecindario entregado a Pujol y su 3%

¿Para qué quiere una persona tanto dinero? Hay quien acumula fortunas por avaricia, otros como vía de acceso a determinadas esferas sociales. La ostentación, el lujo, el poder... Pero en el llamado caso del 3%, consistente en el cobro de comisiones por obra pública, se han escuchado las más peregrinas teorías y coartadas. Por ejemplo, que el expresidente Jordi Pujol, retirado con todos los deshonores posibles, depositó dinero fuera de Cataluña por miedo a una involución española postfranquista. Y defensores de la patria catalana justifican el desvío de dinero en el hecho de que pagar a la hacienda española es una especie de anatema.
Comparto el artículo que publiqué en ABC el pasado 28 de octubre, con motivo de los registros efectuados en casa del patriarca Pujol. Es una crónica sobre el terreno, es decir, sobre ese "upper Diagonal" que tanto me fascina:
"El barrio donde vive el expresidente catalán Jordi Pujol es muy hostil. Está situado en la zona alta de Barcelona, sí, pero queda atravesado por una ronda con tráfico imposible, sobre todo cuando llueve. Igualmente hostil se muestra el vecindario con los forasteros, en este caso, los periodistas que acudieron a informar de los registros efectuados en la vivienda del matrimonio Pujol-Ferrusola. "¡Qué vergüenza, qué espectáculo!", exclamó un patriota. "¡Viva Cataluña!", gritó una señora que llevaba un ramo de flores en la mano. ¿Iría a visitar a Marta Ferrusola, exempresaria de jardinería? Ironías del destino. Está claro que en el imaginario independentista ha calado la idea, fraguada en el caso Banca Catalana, de que atacar a los Pujol es atacar a Cataluña.

viernes, 9 de octubre de 2015

Cataluña, encuentros en la tercera vía

Resaca electoral y futuro en suspenso. El convulso proceso secesionista, que Cataluña arrastra desde hace cinco años, ha entrado en una especie de fase REM a la espera de que Junts pel Sí y CUP concluyan sus negociaciones sobre el qué -hoja de ruta- y el quién -el futuro presidente de la Generalitat-.Ambas formaciones pretenden ganar tiempo. La candidatura de Mas, porque no puede sucumbir a las exigencias de un aliado que quiere salir de la UE, nacionalizar la banca y romper toda negociación con el Estado. La CUP, porque no puede permitirse ser recordada como la fuerza política que boicoteó el primer Gobierno independentista desde la Transición.
Condenadas a entenderse, JxS y CUP administran sus silencios, entre otras cosas, porque tras muchos meses de desafío legal, pronunciamientos judiciales y declaraciones soberanistas, estas dos formaciones independentistas deben pasar a la acción. Y eso da miedo. Artur Mas se ha dado 18 meses de plazo para lograr el Estado propio, con la esperanza de que el Gobierno español le busque una salida. Antonio Baños asegura que el plebiscito ha fracasado y que no se puede aprobar una declaración unilateral de independencia porque, el pasado 27-S, no hubo mayoría de votos secesionistas.