"Cuando escudero bailaba su farruca, no había ningún ojo en el público que no devorase su hercúlea figura en sus pantalones de piel fina, siguiéndole en sus movimientos con la delicadeza de un gato cuando se encoge, cuando se estira y se inclina hasta el suelo y se incorpora de nuevo con rapidez que a uno le suspende el aliento en la garganta, o incluso cuando se pone en pie sin vacilación en menos de un segundo de tiempo".
Y a continuación dice:
"Un gitano, después de todo, podía encontrar el sistema de sentirse en cualquier parte como en su propia casa, aunque en el momento de entrar en la habitación de su hotel la encontrara convertida en un increíble caos. Pero realizó sus giras con la precisión de un aparato de relojería".
Del desembarco de Carmen Amaya en tierras americanas sí da cuenta el artículo titulado "Carmen Amaya, star de Hollywwod" que Montse Madridejos publicó en la Revista de Investigación sobre Flamenco de la Universidad de Murcia. Fue posiblemente Antonio Triana, quien ya había triunfado en Estados Unidos, quien habló a Hurok de Amaya:
"Antonio Triana llevaba ya varios años en el circuito americano, de la mano de Sol Hurok, junto a la gran Argentinita y, la no menos grande, Pilar López, su hermana. La Argentinita se anunciaba en 1939 como 'Spain's nº1 Dancer" y "The Most Raved-About Sensation of Tris Season, the Argentinita and her Spanish Ensemble" y en 1940 como 'The World's Foremost Spanish Dancer Argentinita and her Spanish Ensemble'. Triana era un elemento destacado de este conjunto español de La Argentinita que tanto éxito tuvo en los Estados Unidos, así que no es de extrañar que, coincidiendo en México con Carmen Amaya, Antonio Triana le hablara a Hurok del gran talento que tenía Carmen".Madridejos recuerda la profecía no cumplida de un periodista del diario madrileño "La Voz" quien veía incompatible el triunfo de Carmen Amaya con los usos de Hollywood. decía el periodista:
"Ahí tienen ustedes lo que son las modas. Todo lo trastuecan; todo lo modifican; todo lo desvirtúan. Oficialmente –que nosotros sepamos–, nosotros no teníamos ahora más que una star: Celia Gámez. Ya tenemos dos: la Gámez y Carmen Amaya –gitana de la Barceloneta– no puede ser nunca una star. Le sobran para ello la tez de oliva, el pelo partido en crenchas brillantes, la cintura condecorada por los flecos del pañolillo de seda: todo el rumbo gitano, en fin: el rumbo gitano que no tiene nada que ver con los usos de Hollywood. Carmen Amaya será, en todo caso, esa andaluza 'au sein bru' que Musset buscaba por Barcelona: otra cosa no puede ser. Aunque quieran llamárselo. ¡Ay! Lo flamenco cien por cien va a morir –está agonizando ya– a manos de los snobs. Fernando el de Triana tiene razón que le sobra. Los viejos ritos flamencos desaparecen. A Carmen Amaya –solera pura– ya la llaman star. Esto es hoy. Mañana se la llevarán a Hollywood. Y Max Factor nos la teñirá del color rubio que entonces se estile allí, por culpa de Jean Harlow..."Afortunadamente, "a Carmen Amaya no la tiñeron de rubio y conoció la fama siendo una artista de pelo azabache y rumbo cañí más allá de las fronteras españolas".
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