sábado, 10 de agosto de 2013

El mar de mi infancia

Mi infancia son recuerdos de una playa de Almería. Un lugar recurrente, el mar, en la memoria de muchos escritores, ahora reeditados en su faceta nostálgica, que no melancólica. He comenzado a leer "Mediterráneos", que Rafael Chirbes (Anagrama) publicó en 1997. Se trata de una recopilación de artículos sobre ciudades bañadas por ese mar. Chirbes, autor de la excelente "Crematorio", nos habla de Estambul, Venecia, Roma o Alejandría, pero siempre vuelve a Valencia, tanto física como mentalmente. Para el escritor hay muchas playas, pero todas están en la capital levantina, que siempre toma como referente de sus viajes y donde jugaba de niño. Igual que Julián Ayesta lo hacía en el Cantábrico, en la costa de Gijón.
Ayesta nació en esta ciudad asturiana, publicó varias obras teatrales, pero solo una novela, "Helena o el mar del verano" (Acantilado), una obrita deliciosa que se lee en una hora y que evoca su infancia, su familia, sus recuerdos. Está escrita en 1952, lo que algunos críticos utilizaron para desmontar la creencia de que en los años cincuenta no se hacía buena literatura en España
Y a su niñez regresa también José Carlos Llop, que acaba de publicar "Solsticio" (RBA), dedicado a los paisajes de la isla donde nació, Mallorca, recorridos a bordo de un "Simca". En su caso de color ciruela; el de mis padres era de color blanco.


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