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Lillian Hellman |
Decepción tras la lectura de "Una mujer inacabada" (Ediciones JC), la autobiografía de la dramaturga Lillian Hellman (1905-1984). De una mujer que tuvo el privilegio de rodearse de grandes mitos de la literatura, que vivió la Guerra Civil española y se desplazó a la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial, esperaba más pasión, más análisis. Diría que sus escritos son casi naif, dada la superficialidad con la que habla de esa época, algo que no cuadra con sus profundas obras, cargadas de ese ambiente opresivo que caracteriza el sur norteamericano, como "The childrens hour", traducida al español como "La calumnia", donde aborda la homosexualidad femenina, o "The little foxes", conocida en nuestro país como "La loba" (ambas fueron adaptadas al cine con gran éxito). Puede que Hellman haya querido volcar toda su fuerza en sus creaciones literarias, destilando en su biografía un esnobismo muy acorde con ese círculo de amigos que incluía a Dorothy Parker, Francis Scott Fitzgerald o Dashiell Hammet, que fue su pareja durante muchos años. Valorar, no obstante, su valentía, pues se negó a declarar ante el Comité de Actividades Antiamericanas sobre sus simpatías comunistas.
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