"Black Mirror" es una serie de televisión fantástica, sorprendente, inquietante. Que hace reflexionar sobre nuestras servidumbres morales, sociales e incluso tecnológicas. No desvelaré ningún detalle de estos cortos, pero intensos episodios, pero hay un capítulo de la segunda temporada que me ha hecho pensar sobre la finalidad del castigo. Hay diversas teorías penales al respecto. Una de ellas es puramente retributiva, es decir, que al delincuente se le condena simplemente porque ha cometido un delito, algo muy parecido a la ley del Talión (ojo por ojo...). Esta doctrina, ya superada, parte de una fe absoluta en el orden social y no entra a valorar por qué se ha roto ese orden.
Otra teoría es la preventiva, es decir, que la pena persigue intimidar al resto de los ciudadanos. Se trata del castigo ejemplar, el que pretende intimidar a la sociedad, objetivo que encierra una cierta racionalidad que choca con el hecho de que los mecanismos de motivación del delincuente no son racionales. Sus valores no son los normales. Se plantea entonces la posibilidad de tratar al culpable para corregir su conducta, pero surgen nuevas dudas: ¿la finalidad es reinsertar al preso o mantener a salvo a la sociedad? Y se puede ir más allá: ¿los tratamientos penitenciarios sirven de algo?
Esas son las dudas que plantea un solo episodio de "Black Mirror". Imaginad lo que dan de sí las dos temporadas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario