sábado, 25 de agosto de 2012

Esa España que ora y embiste

Esa España que ora y embiste, que dijo Machado, está dividida entre quienes consideran un sacrilegio mercadear con el Ecce Homo de Borja (Zaragoza) remozado por la octogenaria Cecilia Giménez y quienes la abochornan con sus críticas burlescas. Aseguran que la protagonista involuntaria de esta historia, que ya reproduce hasta el "New York Times", tiene un ataque de ansiedad, pero espero que no sea ajena a las enormes muestras de simpatía que corren por Internet. Yo me quedo con la Cecilia que asegura que las pinceladas dadas al Cristo del Santuario de Nuestra Señora de la Misericordia eran sólo un esbozo y que la restauración no estaba acabada. Y me quedo con la Cecilia que se viene arriba y recuerda ufana que las cuatro exposiciones de pintura que ha hecho estaban a reventar. Y si hay que pagar para ver el Ecce Homo, pues que se pague. No sería la primera iglesia que lo hace y no están los tiempos como para rechazar los ingresos que pueda reportar esa imagen. Puede que incluso se gane algún devoto. Yo, de la que soy devota, es de Cecilia.

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