(Artículo que publiqué en ABC el 20 de agosto)

El ejecutivo catalán -demuestro aquí mi capacidad de observación-, que siempre acusó a la prensa internacional de dejarse contaminar por los diarios de Madrid, calla ahora cuando el británico «Financial Times» aplaude el concierto económico que se aplica en el País Vasco y que reclama el presidente Artur Mas. Es posible, y aquí podría abrirse una línea de investigación digna de la prestigiosa agencia de inteligencia americana, que la «embajada» de la Generalitat en Londres haya comenzado a extender sus tentáculos y que los encuentros anuales con la prensa local hayan servido para encontrar complicidades y reafirmar las existentes -he sabido que el periodista escocés, muy sensible a los referendos de autodeterminación, salió encantado de la reunión-. Sugiero seguir muy de cerca al embajador catalán en Londres, pues gracias a una concienzuda labor internauta consistente en acceder a la web de la Generalitat, he descubierto que existen contactos con Bulgaria, como demuestra la presencia del diplomático autonómico en la presentación de la película «Stoichkov» el pasado 30 de julio. Y lo más misterioso es que, desde esa fecha, la agenda del embajador permanece oculta. Mmmm...
Estos datos son sólo un pequeño ejemplo de las informaciones confidenciales que puedo aportar y que incluyen las interioridades del gobierno catalán. Insisto en que la cuestión económica no será un problema si finalmente requieren de mis servicios. Si les sirve de orientación, sepan que las tarifas oficiales de la Generalitat correspondientes a 2007 establecían que un informe sobre el cultivo de la chufa cuesta 12.000 euros. Yo les puedo proporcionar por mucho menos un análisis sobre las diferencias soberanistas entre CDC y UDC de cara a la a la Diada. Y sin que se filtre a Wikileaks.
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