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Obras del nuevo edificio de Els Encants |
Se pregunta el escritor Sempronio en su libro "Barcelona bitllo-bitllo" por qué la visita a Els Encants Vells no figura entre los principales intereses de nuestros turistas. Y es que, a diferencia de El Rastro de Madrid, del mercado de Portobello de Londres o el de Waterlooplain de Amsterdam, el mercadillo barcelonés apenas existe en el imaginario del visitante extranjero. Y me temo que su inminente traslado a un edificio situado en la confluencia de la avenida Meridiana con la calle Castillejos condenará todavía más en el anonimato a este lugar centenario donde se venden objetos de segunda mano y antigüedades. Un mercadillo no puede ser concebido como una estructura vertical, sino como una superficie a ras de suelo con la que el paseante tropiece y encuentre, también por casualidad, el objeto que nunca creyó que compraría. A finales de este año -si la crisis permite cumplir con las previsiones de obra-, Els Encants asistirán a su enésimo cambio histórico, pues instalados inicialmente en el Portal Nou, pasaron luego a la calle Consolat, cerca de la Llotja de Mar, y de ahí a la calle Creu Coberta (hoy avenida Mistral), para acabar finalmente en la plaza de las Glòries. El nuevo emplazamiento no dista demasiado de su ubicación actual, pero su diseño sí, lo que privará a este mercadillo de todo el "encant" que le caracterizaba.
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