Delitos de siempre en Internet

Hace catorce años que Jack Dorsey creó Twitter. Y hace diez que Marc Zuckerberg hizo lo propio con Facebook. En España nos incorporamos más tarde, pero los expertos dicen que somos uno de los países donde más crece el número de usuarios. Cabe concluir que tenemos la experiencia suficiente para conocer las grandezas y miserias de estas redes sociales, donde conviven elogios, críticas, insultos, homenajes, gestos de solidaridad y comentarios delictivos. Como la vida misma. Las amenazas o las incitaciones a la violencia hace tiempo que circulan en Internet, pero las hemos (re)descubierto a raíz del crimen de la presidenta de la Diputación de León, Isabel Carrasco. Este homicidio ha sido aplaudido por algunos cibernautas que invitan a matar a otros políticos, lo que ha dado lugar a las primeras detenciones por apología para cometer asesinatos. ¿Las primeras? De ser así resultaría que nunca antes se ha perseguido este tipo de delincuencia, o en todo caso, que no ha trascendido. Si ahora se ha sabido es, por tanto, debido a la relevancia del personaje.

Pero esas primeras detenciones demuestran que no es necesario reformar el Código Penal o dotarse de nuevos instrumentos legales para castigar el acoso o las amenazas en Internet, como ha prometido el Gobierno español. Con las normas existentes actualmente ya se pueden condenar esas conductas. Solo se necesitan jueces imaginativos... Y con recursos. Ese es el gran drama de la Justicia española, la falta de medios materiales y personales para investigar los delitos.