jueves, 6 de febrero de 2014

¿Dinero? ¿Sexo? Mejor un buen baile

Sorprendente revelación la que hace Betsy Prioleau en su libro "Los grandes seductores y por qué las mujeres se enamoran de ellos" (Ed. Lumen). Una encuesta realizada a 500 mujeres de entre 25 y 60 años, solteras y casadas, valoraron la gracia de bailar por encima del éxito económico o la potencia sexual como el rasgo más deseable en un hombre". Prioleau asegura que
"El baile forma parte intrínseca del ritual de apareamiento. La vida animal es una sesión continua de alegres danzas de cortejo"
Mijaií Baryshnikov (Foto: Annie Leibovizt)
Ella cita la película "Dirty Dancing", donde Patrick Swayze se las lleva de calle. O el caso del bailarín Mijaíl Baryshnikov, un "casanova ruso", según la autora, cliente asiduo de la mítica discoteca neoyorkina "Studio 54" por la que se dejaban ver Andy Warhol o Bianca Jagger. Pero no hace falta recurrir a ejemplos tan explícitos de sex-dance. Que el baile está cargado de sutiles connotaciones eróticas lo sabemos gracias a que el cortejo e incluso el contacto sexual fueron sustituidos por la danza en las películas de Fred Astaire y Ginger Rogers, que se estrenaron en una época en la que estaba en pleno apogeo el puritanísimo Codigo Hays. Astaire era canijo, feo, alopécico, pero ¡cómo bailaba! De ahí que su papel de galán fuera creíble.
Puede que el secreto del éxito de muchas comedias musicales se basen en ese sucedáneo sexual en que se convierte el baile. Pura insinuación que deja a la imaginación del espectador el remate de esos prolegómenos eróticos. Paradigma de esa equivalencia es la factoría Bollywood, donde la pareja protagonista no se da un beso en toda la película. La danza es, de nuevo, apareamiento. Calentamiento, que se diría vulgarmente. Como hacen los pueblos primitivos. Adolf Tüllman se refiere a ello en "Vida amorosa de los pueblos naturales", aunque la mayoría de ejemplos son danzas protagonizadas por mujeres. Por eso hay que destacar el caso de los pueblos indios de América, concretamente la comunidad del Chaco, investigado por Erland Nordenskiöld, a quien cita Tüllman:
"Los hombres danzan en corro o en fila y cantan, por ejemplo, marcando el compás: Tse-a-sa-lé, Tse-a-sa-lé. Según el compás, se baila más despacio o más deprisa. Las canciones que se cantan son estribillos intraducibles, a menudo internacionales, es decir, empleados por varias tribus. Detrás de los hombres bailan las muchachas. Entre los indios chorotis la muchacha se lleva sencillamente del baile al joven caballero que desea tener como amante".

1 comentario:

  1. Excelente texto que abraza a un amplio grupo de entrevistadas y varios ejemplos en distintas culturas, del valor de la danza.

    Muy interesante.

    Un abrazo.

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