domingo, 15 de septiembre de 2013

Atragantados con el inglés

¿Qué nos pasa con el inglés? La intervención de la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, en la presentación de la candidatura de esta ciudad para los Juegos Olímpicos de 2020, ha reavivado la polémica sobre las carencias idiomáticas de nuestros políticos en particular y de los españoles, en general. Vaya por delante que, a mi entender, el inglés de Botella es correcto, superior al de muchos tertulianos que ridiculizaban una actuación que, eso sí, fue algo histriónica. Pero es cierto que nuestro país tenemos un problema atávico con este idioma. Cuenta Miranda Carter en su libro "Anthony Blunt. El espía de Cambridge" (Tusquets) que a principios de los años treinta del siglo XX, el director del Museo del Prado fue a dar una conferencia a The Courtauld Institut of Art (Blunt fue director de este centro):
"Cuando el director del Museo del Prado dio en inglés la primera de las tres charlas que estaban previstas, los estudiantes solicitaron que las dos siguientes las diera en castellano, porque 'no sabían español, pero pensaban que en este idioma tendrían más lógica'".
Ana Botella
Un estudio elaborado en 2012 por EF Education First indicaba que los españoles han mejorado su dominio del inglés, pero aún queda mucho por hacer. Según esos datos, nuestro país se sitúa en el puesto número 18 en una lista mundial de 54 países. Por debajo están Portugal, Argentina, Corea del Sur, Japón, Francia o Italia. Holanda y Escandinavia lideran el ranking mundial en el dominio de inglés, idioma que forma parte de la vida diaria de los ciudadanos.
Pero no somos los únicos a los que se atraganta el idioma de Shakespeare. En una entrevista publicada en 1996 en "La Vanguardia", el director griego Theo Angelopoulos confesaba:
"Hablo muy mal el inglés. Pertenezco a una generación que rehusó voluntariamente aprender inglés por principios".
¿Patriotismo? ¿Rechazo a una lengua colonizadora? No son los nacionalismos los mejores consejeros en materia educativa. Pero algo de eso hay en la resistencia de determinados gobiernos a potenciar el aprendizaje de determinados idiomas, lo que da lugar a situaciones absurdas, como la pretensión de determinados independentistas catalanes de dar más relevancia al inglés en el sistema educativo en detrimento del castellano por entender que ésta es una lengua impuesta. Como si no existiera imperialismo inglés.

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