Mi instructora de Taichi siempre dice que el ser humano es capaz de hacer cualquier cosa. La historia de Gennet Corcuera demuestra que, lejos de ser una frase hecha utilizada en momentos de desánimo, aquella afirmación es real. Esta joven procedente de Etiopía y adoptada por padres españoles se ha convertido en la primera sordociega de España en lograr un título universitario, según leo en
http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/06/30/actualidad/1341073361_011984.html Y rápidamente me viene a la memoria la película de Arthur Penn "El milagro de Anna Sullivan", título dedicado a la profesora que sacó de las tinieblas a Helen Keller, privada igual que Gennet de la vista, del oído y, consecuentemente, del habla. "Maestra", como la llamaría siempre Helen, sufrió ceguera de pequeña hasta que fue operada, de ahí su conocimiento del sistema de lectura y escritura de los ciegos, que aprendió en la Institución Perkins, donde conoció a la también sordomuda Laura Bridgman. Ésta, a diferencia de Hellen, nunca se adaptó a otro ambiente que el de éste colegio. De ahí el mérito de Sullivan, de quien el científico Albert Eisntein dijo que su obra "tenía un contenido sobrehumano". El filme de Penn acaba cuando Sullivan logra que la pequeña salvaje aprenda el lenguaje de los signos en la palma de la mano, pero la vida de Keller, nacida en Tuscumbia (Alabama) en 1880, fue apasionante.
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Helen Keller |
Con 24 años se graduó "cum laude" en Radccliffe y publicó el libro "La historia de mi vida". Pronunció conferencias en distintos lugares de Estados Unidos -no logró hablar a la perfección, pero sí lo suficiente para que sus intervenciones en públio fueran inteligibles-; rodó una película en Hollywood, donde se hizo muy amiga de Charles Chaplin; hizo teatro, luchó por el voto femenino, creó la American Foundation For The Blind, viajó a Europa y Japón... Sólo un acontecimiento trágico estuvo a punto de doblegar a Keller: la muerte de su Maestra.
"La noche de la ignorancia y de la insensibilidad son las únicas tinieblas impenetrables", escribió Helen Keller, quien falleció con 88 años.
"La noche de la ignorancia y de la insensibilidad son las únicas tinieblas impenetrables."
ResponderEliminarContundente.
Saludos.