sábado, 7 de julio de 2012

Desprogramar la obsolescencia

American Appareil
Acabo de leer en la magnífica revista Yorokobu la historia de cómo el Ayuntamiento de Munich (Alemania) decidió liberarse de la obsolescencia programada de Microsoft y pasarse a un sistema abierto basado en LiMux. http://www.yorokobu.es/la-liberacion-informatica-de-munich/
De esta forma, el Consistorio lograba escapar de la dictadura informática que obliga a pagar por acceder a las nuevas versiones de Windows para evitar que los programas queden desfasados. La decisión de la ciudad de Munich, cuentan sus responsables, fue más filosófica que económica y, lamentablemente, son muy frecuentes en nuestro entorno los casos de obsolescencia controlada. En sentido literal o figurado, aquí van algunos ejemplos:

1. La informática. Entre que tomamos la decisión de comprar el último modelo de PC, tablet o smartphone, y vamos a la tienda, ya ha salido un nuevo modelo que convierte el anterior en demodé. Entramos así en una espiral consumista infernal. Lo mismo sucede con los televisores de pantalla plana y otros productos electrónicos.

2. Los alimentos envasados. Cada vez hay más especialistas que comienzan a dudar de la veracidad de algunas fechas de caducidad, cuyo estricto cumplimiento provoca que se tiren a la basura toneladas de alimentos.

3. Los libros de texto. Los continuos cambios en los planes de estudio provoca que esos libros que, antiguamente, heredábamos de nuestros hermanos mayores, queden rápidamente desfasados.


4. La moda. Sus dictados son tan efímeros, como tiránicos. Por eso me gusta la nueva campaña de American Appareil, en la que aparece una modelo con el pelo gris y arrugas en la cara http://www.americanapparel.net/

5. La edad laboral. La jubilación depende de la política de empleo del gobierno de turno. No importa el estado mental y físico del afectado. La obsolescencia laboral viene fijada por nuestros gobernantes, pero también por empresarios que prescinden de la experiencia. ¿Cuándo veremos en televisión un locutor/a de informativos que supere los 55 años?

6. El lenguaje. Nuestros académicos deciden qué nuevas palabras pueden ser incorporadas al diccionario, lo que implíca bendecir términos y condenar otros. Las normas del lenguaje son necesarias, pero también aquí hay una temporalidad encorsetada.

7. Los muebles "self made". Debemos a los suecos el mobiliario "low cost" hecho por uno mismo. La calidad, obviamente, se resiente, por lo que esos "kits" tienen sus días contados. Nos convertimos así en compradores en serie.

Conclusión: es difícil escapar de esa obsolescencia programada que todo lo impregna, pero de vez en cuando es necesario tener un gesto de rebeldía. Como en el de la ciudad de Munich.

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