Ocurrió en Charlton (Massachussets). La biblioteca local envió a la policía al domicilio de una niña de cinco años porque llevaba varios meses sin devolver dos libros. Susto mayúsculo para la menor y para su familia. El mismo que tuvo Heidi Dalibor, de 20 años, cuando fue detenida y esposada tras una denuncia de la Biblioteca Pública de Grafton (Wisconsin) por retrasarse también en el retorno de dos libros. En el momento del arresto, la joven leía "El ladrón de libros", de Markus Zusak. Heidi se hizo tan popular que colgó su foto en Facebook.
Conocidos ambos ejemplos, así como la contundente respuesta policial, cabe preguntarse qué castigo se le hubiera aplicado al presidente de los Estados Unidos, George Washington, pues en 1999, una biblioteca de Nueva York descubrió que, 210 años antes, el político había sacado dos libros que nunca devolvió.
El de Washington no es el único caso de longevidad en la entrega de libros. En este enlace se explican las cinco devoluciones más tardías (que se conocen) de la historia. http://www.cookingideas.es/los-5-libros-de-biblioteca-devueltos-con-mas-retraso-de-la-historia-20120103.html La desidia suele estar detrás de estos comportamientos. Te olvidas un día, se pasa la fecha de retorno, crees que no te multarán por retrasarte una semana y, cuando te quieres acordar, han pasado veinte años.
En el menor de los casos, puede que haya un afán de apropiación debido a la falta de recursos o a la atracción de lo prohibido. Las estadísticas aseguran que los libros más prestados en las bibliotecas españolas son best sellers del tipo "La sombra del viento", de Carlos Ruiz Zafón, la trilogía "Millenium", de Stieg Larsson o "El código da Vinci", de Dan Brown. Precisamente baratos no son. ¿Compensa la reventa? ¿Son clásicos que merece la pena conservar? En ambos casos la respuesta es negativa. Otra cosa es el robo de fondos históricos, como ocurrió en la Biblioteca Nacional de Lima, que el año pasado denunció la sustracción de 932 libros de gran valor.
Obviamente, la crisis favorece ese tipo de conductas, así como el aumento de personas que acuden a las bibliotecas para ahorrarse la compra de libros, por lo que las ocasiones de robo se disparan. A su vez, estos centros han visto reducidos sus presupuestos y en España comienzan a cerrar. Una de las soluciones ha sido cobrar por préstamo, algo que corrompe el concepto de biblioteca pública -el contribuyente paga dos veces-. Apoyemos pues a la plataforma que se opone a ese pago y cuyas acciones pueden leerse en http://noalprestamodepago.org/
En la biblioteca donde yo trabajo llamamos varias veces por teléfono al usuario para que se acuerden de que tiene un libro que tiene que devolver, así que si no lo devuelven es por que no quieren, o lo han perdido. Si tuviéramos que encerrar a todos los que deben un libro...
ResponderEliminarTe sigo,
Besos
A mí también me pareció exagerada la reacción de las autoridades americanas, de ahí el post sobre una profesión, la vuestra, de la que guardo buenísimos recuerdos de cuando estudiaba y me temo que también sufre la crisis
EliminarBesos