viernes, 6 de abril de 2012

El mal periodismo de Leonard Woolf

Leonard y Virginia Woolf
Devoro todo lo que se publica sobre el llamado grupo de Bloomsbury, aun siendo consciente de que nunca podría llegar a congeniar con ninguno de sus integrantes. Los escritores Virginia Woolf y Lytton Stratchey, los pintores Vanessa Bell y Duncan Grant, o el economista Maynard Keynes, derrochaban esnobismo y vanidad, pero rompieron moldes, tanto en el terreno profesional como en el personal  y sexual. De ahí la admiración y, en mi caso, la fascinación que generan. He omitido deliberadamente el nombre de Leonard Woolf, que a pesar de su reconocimiento social, siempre estuvo a la sombra de su esposa, la gran Virginia Woolf.
Lumen ha publicado una parte de las memorias de este editor, escritor y político bajo el título "La muerte de Virginia", que abarca el período comprendido entre 1939 y 1969 (año de su muerte). No me extenderé en el ego de quien fue miembro destacado del Partido Laborista y de la Sociedad Fabiana, pero sí en sus dejes clasistas -¿dime de qué presumes y te dire de qué careces?-. Quien se dice defensor de la tolerancia y la compasión, asegura que hubiera preferido morir solo que acompañado de las personas que, hacinadas "como en una gran lata de sardinas" se protegían de las bombas alemanas en el Metro de Londres durante la Segunda Guerra Mundial.

Pero lo más hiriente fue su papel como codirector de "New Statesman". Cuando finalizó el citado conflicto bélico, esta revista publicó un artículo en primera página del periodista Aylmer Vallance, que al parecer denotaba ciertas simpatías comunistas.
El escrito indignó a personajes como lady Violet Bonham-Carter o Maynard Keynes, quien envió una carta de queja a su amigo Woolf. En lugar de defender al periodista que escribió el artículo, que es lo que un buen director hubiera hecho, este presunto activista de los derechos laborales asegura en su respuesta a Keynes que "no pude leer la página hasta las cinco. Cuando la leí, me sentí igual que tú (...) De hecho estaba peor que tú ahora". Tras explicar que no se cambió el artículo para no retrasar la edición, afirma: "No entiendo a Vallance. Hasta que ocurrió este incidente, siempre lo había tenido por un periodista de primera, y por un mediocre en todo lo demás, pero también por alguien en quien se podía confiar hasta cierto punto. Tuyo, Leonard". Decepcionante ¿no?
Reconocer, no obstante, su labor como cofundador junto a su esposa de Hogarth Press, editorial que todavía hoy existe y que publicó obras de célebres autores. Aunque cometió un gran error: rechazar el "Ulises" de James Joyce.

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