La marca Staedtler Iberia ha donado 10.000 rotuladores para colaborar en la campaña contra el Cáncer de Mama "Súmate al Rosa", organizada por la Asociación Española Contra el Cáncer de Barcelona (AECC). Los fondos que se recauden con la venta de estos rotuladores se destinarán a proyectos de investigación para seguir avanzando en el tratamiento de esta enfermedad, que es la primera causa de mortalidad por cáncer en mujeres, según datos de la AECC. La iniciativa tiene lugar con motivo del Día Mundial Contra el Cáncer de Mama que se celebra mañana.
Estos rotuladores se presentan en una tarjeta postal que Staedtler Iberia ha diseñado, impreso y entregado, también de manera gratuita, a la AECC de Barcelona. Esta entidad será la encargada de vender los rotuladores, a un precio simbólico de dos euros, en sus sedes regionales y en todas aquellas actividades que organice durante el mes de octubre con motivo de la Campaña Contra el Cáncer de Mama.
viernes, 18 de octubre de 2013
viernes, 11 de octubre de 2013
Sin preguntas mamporreras

-¿Tiene tanta afición como cuando empezó?
-Más.Cuando era joven era una tonta.
-¿Se entrega por afición o por responsabilidad?
-No hago las cosas a medias.
-¿Nunca se ha equivocado?
-Yo, hablo sólo de los que sé; cuando no sé, no hablo.
-¿De qué no sabe nada?
-No sé construir una casa, no sé física; hay muchas cosas de las que no sé.
-¿De qué sabe más?
-De todo aquello que emociona.
-Para eso hace falta un corazón fuerte.
-Fuerte y grande, no duro.
Poco a poco he ganado su confianza. El ensayo continúa. Sugiere ahora que estaría mejor una cortina que el plafón de una calle.
-Hace treinta años -digo- no hubiera sospechado charlar con usted. ¿Ha pensado en los que se emocionaron viéndola en la pantalla?
-Sí, pero usted está vivo, aquí, y no se ha desmayado.
-¿Y si me desmayo?
-Haría todo lo posible por recuperarlo.
-Gracias, Marlene...
Definitivamente, con Manuel del Arco, lo breve era dos veces bueno.
Montblanc rinde tributo a Balzac
Honoré de Balzac protagoniza este año la Edición Limitada Escritores de Montblanc. De esta forma, la firma alemana rinde homenaje al gran novelista francés, autor entre otras obras universales de “La Comédie Humaine”, con una colección compuesta de estilográfica, rollerball, esterógrafo y portaminas. La presentación tuvo lugar el pasado martes durante una cena celebrada en el restaurante Caelis del antiguo Ritz de Barcelona, donde el profesor Jordi Llovet ilustró a los asistentes sobre la vida y obra de este autor, al que definió como un "un escritor muy consciente de lo que quería hacer":
"Balzac se ve a sí mismo como algo más que un novelista. No va a limitarse a contar historias. El quiere crear un mundo. No se contenta con transcribir el mundo real; quiere, a partir de ese mundo real, inventar un mundo verdadero, tan real como toda su época"
Para esta edición, Montblanc ha preparado un diseño muy exclusivo inspirado en un escritor que hizo de la elegancia una forma de vida, muy acorde con el dandismo europeo del siglo XIX. La pluma está confeccionada con resina negra y laca gris, alusivos al corte de los pantalones que utilizaban los caballeros parisinos. El clip luce un lacado turquesa que simboliza el bastón que usaba Balzac, mientras que los anillos en platino y oro que rodean la pieza son una metáfora de las distintas clases sociales de la sociedad francesa decimonónica. El plumín de oro lleva un fino grabado en láser con las iniciales de Balzac.
martes, 1 de octubre de 2013
Una historia de Els Encants




Algo sabemos ya de quien utilizó el libro de Cirici para guardar documentos importantes, un sistema antirrobos que solo se presume eficaz si esta guía de Barcelona editada en 1972 con ilustraciones del recientemente fallecido Oriol Maspons, estaba acompañada de otros muchos ejemplares entre los que pasara desapercibida.

Abandoné Els Encants arrepentida de no haberme atrevido a preguntar al comerciante dónde había adquirido esa guía, pero bastante rebaja me había hecho en el precio como para entretenerle, pues los clientes comenzaban a agolparse ante su puesto. Ahora solo me queda leer el libro. Puede que no descubra más tesoros de su anterior dueño, pero sí de Barcelona.
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