lunes, 13 de abril de 2015

"Que no nos hagan perder el tiempo"

En una entrada anterior me referí a la Iniciativa per la Reforma Horària como uno de los proyectos más estimulantes que se llevan a cabo en Cataluña. Pues bien, la iniciativa avanza gracias al entusiasmo de sus impulsores y el Gobierno catalán ha prometido implicarse en ella. He tenido el honor de participar en el Anuari 2014 de la Reforma Horària junto a profesionales de distintos ámbitos. Aquí transcribo mi artículo incorporado a un documento muy recomendable:



"Que no nos hagan perder el tiempo"


 "Los obstáculos son grandes, pero las ventajas, enormes. La reforma horaria, consistente en comer a las 13 y cenar a las 20 horas, puede parecer una utopía en un país que aplica desde hace décadas el huso horario y la jornada laboral partida heredados del régimen franquista. Pero predisposición, hay. Un reciente estudio elaborado por la Cámara de Comercio de Barcelona y el Ayuntamiento revela que el 39% de las empresas catalanas ya ha incorporado el horario laboral europeo, siendo el sector industrial el que más lo implanta. La mitad de las empresas que aún no se ha adaptado a este horario asegura que lo haría si se produjeran ciertos cambios en la sociedad que afectarían a los medios de comunicación, el sector público o la educación. En todos los sectores económicos, la medida más extendida en materia de conciliación es la flexibilidad horaria, el teletrabajo y la reducción de jornada. Aunque suele ser el ciudadano el principal motor de las grandes decisiones de país, la implicación de nuestros gobernantes es importante. Pero, hasta ahora, el interés político ha sido tímido y contradictorio. Así, tenemos un funcionariado donde predomina la jornada intensiva, mientras que la ciudadanía, sujeta en su mayoría a otros horarios laborales, hace equilibrios con su tiempo cuando tiene que acudir a los servicios públicos. El Parlamento catalán, por ejemplo, creó una comisión de trabajo para abordar la reforma horaria, pero las grandes sesiones de esta legislatura se han celebrado los viernes por la tarde -ley de consultas populares, comparecencia del expresidente Jordi Pujol…-.
Por contra, el Gobierno catalán ha sido muy activo en la limitación de los horarios comerciales en días festivos para proteger al pequeño empresario. Una iniciativa muy loable, pero que soslaya el hecho de que, con la jornada laboral actual, el ciudadano se ve obligado a realizar el grueso de sus compras en fin de semana. Asimismo, resulta curioso que, en este ciclo de recorte sanitario, no se tengan en cuenta los beneficios que, para la salud mental y física, implica esa reforma horaria. La ecuación parece sencilla: a mayor disfrute del tiempo libre, menos estrés y menos gasto público en sanidad. Leer, dormir, hacer deporte… Eso también forma parte del Estado del bienestar.
Como dice Fabian Mohedano, promotor de la Iniciativa para la Reforma Horaria en Cataluña, es un mito que trasnochar y dormir poco forme parte de la cultura mediterránea. “En Italia, Portugal o Grecia se cena a las 19 horas y los jóvenes salen luego a la calle y disfrutan. El drama es que aquí van a las discotecas directamente a las 3 de la madrugada y bebidos, no consumen y no hay ganancias en los locales”.Es evidente, por tanto, que la reforma horaria va a necesitar de un “apagón”, pues son muchos los frentes sociales que se deben abordar. Y, sobre todo, que si nuestros gobiernos están realmente interesados, prediquen con el ejemplo -no se puede anunciar un adelanto electoral a las 20.30 horas, como hizo el presidente catalán Artur Mas-. Que no nos hagan perder el tiempo".

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