sábado, 11 de enero de 2014

¿Por qué no pasan vergüenza los políticos corruptos?

El director del Grado de Humanidades de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), Francesc Núñez, está convencido de que el político corrupto no pasa vergüenza porque la sociedad está tan acostumbrada a ese tipo de prácticas fraudulentas, que al final las contemplan como algo normal, al tiempo que el cargo público en cuestión se siente poderoso y no le importa lo que piense el ciudadano. Núñez mata al mensajero, es decir, a los medios de comunicación que se hacen eco de forma reiterativa de los casos de corrupción, pero sus reflexiones sobre la vergüenza como emoción son interesantes. "Hay pocos políticos a quienes se les suben los colores, que se avergüencen, confiesen o pidan perdón cuando se les señala públicamente por corruptos o cuando se les desacredita", dice Núñez. Y añade:

"En cada acción o decisión política, el fin suele justificar los medios y los intereses particulares pueden sobreponerse al interés general, un término muy difícil de definir. El interés general es un argumento que también puede tapar la vergüenza"
 "Para que la vergüenza sea efectiva es necesario que quien se debería avergonzar forme parte del contexto social de aquellos ante los que debería avergonzarse y a menudo, el político corrupto no juega en el mismo terreno que el del ciudadanos enojado".

Ante ello, el ciudadano "peca por omisión" pues no se siente responsable. También es una cuestión, dice el experto, de "rendimientos decrecientes" pues "una cosa resulta sorprendente la primera vez, pero cuando la has experimentado muchas veces, deja de tener interés del principio porque se hace rutinaria". El artículo íntegro de Núñez se puede leer en este enlace. Destacar la publicación del libro "Game over. Los partidos políticos: corrupción y vicios del sistema" del periodista Fidel Masreal (La Mansarda).

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