"En cada acción o decisión política, el fin suele justificar los medios y los intereses particulares pueden sobreponerse al interés general, un término muy difícil de definir. El interés general es un argumento que también puede tapar la vergüenza""Para que la vergüenza sea efectiva es necesario que quien se debería avergonzar forme parte del contexto social de aquellos ante los que debería avergonzarse y a menudo, el político corrupto no juega en el mismo terreno que el del ciudadanos enojado".
Ante ello, el ciudadano "peca por omisión" pues no se siente responsable. También es una cuestión, dice el experto, de "rendimientos decrecientes" pues "una cosa resulta sorprendente la primera vez, pero cuando la has experimentado muchas veces, deja de tener interés del principio porque se hace rutinaria". El artículo íntegro de Núñez se puede leer en este enlace. Destacar la publicación del libro "Game over. Los partidos políticos: corrupción y vicios del sistema" del periodista Fidel Masreal (La Mansarda).
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