Comparto el artículo que publiqué en ABC el pasado 28 de octubre, con motivo de los registros efectuados en casa del patriarca Pujol. Es una crónica sobre el terreno, es decir, sobre ese "upper Diagonal" que tanto me fascina:
"El barrio donde vive el expresidente catalán Jordi Pujol es muy hostil. Está situado en la zona alta de Barcelona, sí, pero queda atravesado por una ronda con tráfico imposible, sobre todo cuando llueve. Igualmente hostil se muestra el vecindario con los forasteros, en este caso, los periodistas que acudieron a informar de los registros efectuados en la vivienda del matrimonio Pujol-Ferrusola. "¡Qué vergüenza, qué espectáculo!", exclamó un patriota. "¡Viva Cataluña!", gritó una señora que llevaba un ramo de flores en la mano. ¿Iría a visitar a Marta Ferrusola, exempresaria de jardinería? Ironías del destino. Está claro que en el imaginario independentista ha calado la idea, fraguada en el caso Banca Catalana, de que atacar a los Pujol es atacar a Cataluña.