El machismo cala en la sociedad gracias a una lluvia fina de prejuicios culturales. En ocasiones esos estereotipos androcéntricos se perpetúan de forma muy subliminal, lo que resulta igualmente dañino. Sobre todo si hay nombres ilustres detrás. Hay quien atribuye a Jorge Luis Borges un cierto poso discriminatorio hacia las mujeres, tanto en su obra como en su vida. Pero atendamos al resbalón grave que Irene Chikiar Bauer denuncia en su imprescindible biografía "Virginia Woolf. La vida por escrito" (Editorial Taurus) la "subversión del mensaje feminista" de Borges, que durante años fue el único traductor de la novela de Woolf "Orlando". Resulta que, en cada ocasión que aparecía la palabra "mind" en los textos de la escritora, el escritor argentino la traducía como "espíritu" si iba referida a una mujer. En cambio, cuando se trataba de un hombre, "mind" era traducido como "inteligencia".
PD: Al igual que Arturo Pérez Reverte, yo también temo que el libro de Chikiar se me deslome, por lo que sería deseable cuidar las ediciones.
miércoles, 19 de agosto de 2015
martes, 18 de agosto de 2015
La Brigada Tuitera
Sin una justicia con garantías no hay democracia. Puede que esa sea una verdad universalmente reconocida, como diría la escritora Jane Austen, pero desgraciadamente, los gobiernos no suelen tener entre sus prioridades la protección jurídica. Y como ocurre en otros ámbitos, es la iniciativa privada la que mueve conciencias. La Brigada Tuitera es un grupo de profesionales que luchan por "una Justicia sin tasas y para todos, independiente y dotada de los medios necesarios para cumplir su función". Han elaborado un manifiesto en el que exponen sus objetivos y son muy activos en las redes sociales. Yo me me he sumado a ellos. De hecho lo hice inconscientemente hace dos años -creo que, por desgracia, sigue vigente-, al publicar un artículo en ABC titulado "La teoría de la selección adversa" que reproduzco a continuación:
"La Justicia catalana ha sido pionera en muchas cosas. En delitos ecológicos, pues envió a la cárcel al primer empresario acusado de verter residuos tóxicos. En juicios rápidos, pues fue en esta comunidad donde se empezaron a instruir causas en quince días. En detenciones por conducción ebria, pues nunca antes un borracho había pasado una noche en el calabozo por conducir bajo los efectos del alcohol. Y también en casos de corrupción. Los años noventa del anterior siglo fueron prolíficos en investigaciones que afectaban a políticos. Y ya entonces se hablaba de conspiraciones y de pactos entre partidos para taparse las vergüenzas. Pero jueces, policías y fiscales continuaron con su trabajo, que se saldó con éxitos -ex consejeros de la Generalitat y dirigentes políticos se sentaron en el banquillo, algunos casos muchos años después-, fracasos -Banca catalana o el caso Casinos se cerraron en falso- y decepciones -aquel juez corrupto, azote de la burguesía y de la casta política, que acabó procesado-. Que esa forma de investigar la corrupción fuera imperfecta no se debía a vacíos legales o a la ausencia de leyes más duras: el problema, entonces y ahora, reside en la falta de medios personales y materiales de una administración, pilar fundamental del Estado de Derecho, que sólo mejora a golpe de titular y que es víctima de una enorme hipocresía social.
Porque ni ayer ni hoy, atentar contra el medio ambiente o conducir ebrio han sido conductas que merecieran un reproche penal, como tampoco son vistos como delitos graves defraudar a Hacienda, el tráfico de influencias o la malversación de caudales, tipos todos ellos que el Código Penal condena con penas elevadas, pero que apenas son castigados en las urnas. La lucha eficaz contra la corrupción no pasa por cumbres políticas, como la que ha convocado para esta semana el presidente Artur Mas, o cambios legales, como los que se han comprometidos impulsar los partidos políticos, sino por dedicar más partidas presupuestarias a la Justicia y reducir la injerencia del poder ejecutivo.
El excesivo intervencionismo de nuestros gobernantes puede dar lugar a lo que en el ámbito económico se conoce como la selección adversa, que se produce cuando el Estado aprueba tantas normas que es incapaz de garantizar su control porque, o bien los inspectores no dan abasto o ellos mismos se vuelven delincuentes. Es decir, que el propio sistema sería el que seleccionaría o generaría a sus corruptos".
Mujeres cosificadas
Nunca me había planteado que, al igual que la sociedad tiene perfectamente asumido que una actriz representa un papel, una modelo también "actúa". Y me avergüenzo de ello. Porque mi ignorancia contribuye a perpetuar la imagen de la "top model" como mujer vacía, sin vida. Gracias a Patricia Soley-Beltran y su libro "¡Divinas! Modelos, poder y mentiras" (Ed. Anagrama) mi enfoque sobre esta profesión, que ella misma practicó y abandonó por la investigación y la sociología, es diferente. Y en lugar de cortar a todas las modelos por el mismo patrón, como pretende el duro mundo de la moda, ahora tengo algunas claves para valorar ese trabajo de otra manera.
La modelos, al igual que las actrices, interpretan. Y lejos de representar un ideal de perfección -que no existe-, lo que vemos es el resultado de una agotadora puesta en escena. La delgadez extrema se debe, no al capricho de diseñadores gais, sino al deseo de que sea la ropa la que destaque, lo que condena a la mujer a ejercer de simple percha. Pura cosificación.
Hace años, hombres y mujeres se hacían trajes a medida, pero la llegada del "pret a porter" y de las grandes cadenas de moda nos obligó a enfundarnos en una talla determinada. Cuanto más pequeña, mejor, tal es el dictado físico de las pasarelas.
La modelos, al igual que las actrices, interpretan. Y lejos de representar un ideal de perfección -que no existe-, lo que vemos es el resultado de una agotadora puesta en escena. La delgadez extrema se debe, no al capricho de diseñadores gais, sino al deseo de que sea la ropa la que destaque, lo que condena a la mujer a ejercer de simple percha. Pura cosificación.
Hace años, hombres y mujeres se hacían trajes a medida, pero la llegada del "pret a porter" y de las grandes cadenas de moda nos obligó a enfundarnos en una talla determinada. Cuanto más pequeña, mejor, tal es el dictado físico de las pasarelas.
jueves, 6 de agosto de 2015
Andalucía slow
En estas vacaciones, transcurridas en un paraje a caballo entre Jaén y Granada, conocí a una pareja encantadora formada por una cubana y un jienense nacido en el pequeño pueblo de Belerda. El joven nos explicó que había sido jornalero, un trabajo estacional pero duro que luego da derecho al polémico subsidio agrario andaluz. "Una vida tranquila", dijo. "Slow", pensé yo. Y dura. Resulta curioso que sean los políticos de ciudad que nunca han trabajado en el campo quienes critican las ayudas públicas a esos jornaleros, muchos de ellos de procedencia foránea que aceptan empleos que muchos "nacionales" rechazan. Ayudas de las que solo se benefician 130.000 personas, que consisten en una prestación de 426 euros al mes durante seis meses, de la que hay que descontar los 86 euros que vale el sello agrario. No es fácil vivir con esos ingresos, a no ser que se renuncie al consumismo, a los gastos superfluos, a las apariencias, al lujo... Criticamos el PER (Plan de Empleo Rural) -cuya utilidad hay que desligar de los casos de corrupción investigados-, pero envidiamos las políticas de ayuda social de los países nórdicos.
miércoles, 5 de agosto de 2015
ADN digital
Nadie puede obligar a una persona a someterse a una prueba de ADN, pero hace tiempo que perdió el control de su huella digital. Lo dicen los expertos: a corto plazo será posible determinar si un individuo tiene tendencias criminales a través de su ADN digital. Suena a ciencia ficción. Y también, al argumento de la película protagonizada en 2002 por Tom Cruise "Minority Report", en la que las tecnologías más avanzadas permitían saber con antelación qué delito se iba a cometer. Varios ponentes del curso "Digital life: Cinco días de inspiración, aprendizaje y conexiones en línea" organizado por la Universidad de Barcelona y coordinado por el profesor Pere Juárez, coincidieron en asegurar que la gestión de la "big data" convertirá en realidad lo que hasta ahora parecía una fantasía. ¿Miedo? No, pero está claro que hay que ser prudentes en el uso de internet, por donde circulan nuestros gustos, preferencias, amistades, localización, lecturas, etc... Material sensible y procesable.
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