Llega a mis manos la reedición de una extraña novela, "La dama que se transformó en zorro" (Periférica), escrita por David Garnett, uno de los satélites del Grupo de Bloomsbury -Virginia Woolf fue su editora en Hogarth Press-. Si se atiende a la transgresora y poco convencional vida del autor, el título de esta obra tan imaginativa como metafórica está cargada de simbolismo
Garnett tuvo un romance con el pintor Duncan Grant, primo del escritor Lytton Strachey y que también tuvo una aventura con el economista Maynard Keynes. Es obvio que la libertad sexual y la transgresión era total en este círculo de intelectuales postvictorianos, sobre todo si se tiene en cuenta que Grant tuvo una hija con Vanessa Bell, hermana de Virginia Woolf.
Durante muchos años, Angelica pensó que su padre era Clive Bell, el marido de Vanessa. Del descubrimiento de su padre biológico surgió el libro autobiográfico "Una mentira piadosa", un ajuste de cuentas de Angelica con ese secreto a voces familiar.
Para rizar el rizo, la bellísima Angelica acabó casándose con David Garnett, casi 30 años mayor que ella. Aseguran que Garnett exclamó, tras el nacimiento de la pequeña, que en un futuro la haría su esposa. Así fue. Es decir que el escritor se casó con la hija de su antiguo amante.
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