"Los políticos vivían aislados en su mundo, convencidos de que todo el tiempo hacían cosas enormemente importantes sobre las que tenían que hablar sin falta en las conferencias de prensa. Después estaban los sobreexcitados comentaristas políticos, que les reafirmaban en su convencimiento de ser gente importante y que también creían en el peso de los acontecimientos, seguramente para así racionalizar su propio trabajo, carente de sentido. Pero a pesar de los esfuerzos de ambos grupos y de los bombardeos masivos de los medios con noticias triviales presentadas como trascendentes, la nación entera los tomaba por el pito del sereno".Un baño de realidad.
domingo, 31 de mayo de 2015
Los sobreexcitados comentaristas políticos
De como una novela de ficción se convierte en una mordaz visión del periodismo político. "El caso Telak" (Alfaguara) es literatura policíaca. Tiene el aliciente de que su autor, Zygmunt Miloszewski, es polaco y resulta interesante adentrarse en obras escritas en países que desconoces. Por ignorancia, por distancia, por falta de oportunidades... El caso es que llego a la página 143 y me encuentro con un retrato demoledor de la política y sus tertulianos:
lunes, 25 de mayo de 2015
Gracias a todos los Rodríguez
Ha sido un placer conocer a José Antonio Rodríguez, un encantador abuelo de 83 años lleno de vitalidad y de historias que contar. Nacido en Gor, un pequeño pueblo de Granada, emigró a Barcelona en busca de un futuro mejor como tantos andaluces en los años sesenta. Durante más de tres décadas, trabajó en Seat, empresa de automoción a la que después se incorporaron su hijo y su nieto. Tres generaciones de Rodríguez que han ayudado a levantar la economía de este país. Este es el reportaje que publiqué en ABC el pasado domingo:
El motor de la economía
"El abuelo José Antonio es picarón y lo sabe. Con 83 años muy bien puestos, agarra del brazo a esta redactora y, mientras recorre la cadena de producción de la que fue su empresa durante tres décadas, le confiesa al oído: "A mí este trabajo me dio la vida".
Los Rodríguez son el pasado, el presente y el futuro de España. José Antonio (Pepe) conoció la posguerra, pero también el despegue de una industria que revolucionaría las costumbres de la sociedad española. Su hijo, que heredó nombre y vocación, ha vivido el salto a los mercados internacionales y la durísima crisis económica que ha sufrido nuestro país. Al más pequeño, David, le toca asistir al fin de la recesión y a la consolidación de un sector, el de la automoción, motor de la economía española.
Los tres aman su trabajo. Sobre todo Pepe, que, como muchos andaluces, un buen día decidió subirse al "Sevillano" –así se llamaba al tren que cubría el trayecto entre Sevilla y Barcelona, aunque en Andalucía era conocido como el "Catalán"– para probar fortuna en una tierra donde trabajadores procedentes de toda España ayudaron a levantar un sector industrial en auge.
José Antonio nació en Gor, un pueblo de 800 habitantes de Granada. Con 6 años, se trasladó con sus padres a Guadix, donde trabajó en la estación de ferrocarril. Ya casado y con dos hijos, cogió su maleta de cartón y, acompañado de la familia de su hermano, emigró a Cataluña. Se instalaron en Santa Coloma de Gramanet (Barcelona), donde, durante cinco años, compartieron piso ambas familias. "Primero trabajé en la obra, luego en una fundición en Badalona. Hasta que un amigo me dijo que buscaban gente en Seat. Tuve que engañar a mi antiguo jefe para presentarme en la fábrica", explica. Recuerda perfectamente el día en que se incorporó a la planta del polígono industrial de la Zona Franca, situado a los pies de la montaña de Montjuïc: el 23 de diciembre de 1968.
El motor de la economía
"El abuelo José Antonio es picarón y lo sabe. Con 83 años muy bien puestos, agarra del brazo a esta redactora y, mientras recorre la cadena de producción de la que fue su empresa durante tres décadas, le confiesa al oído: "A mí este trabajo me dio la vida".
Los Rodríguez son el pasado, el presente y el futuro de España. José Antonio (Pepe) conoció la posguerra, pero también el despegue de una industria que revolucionaría las costumbres de la sociedad española. Su hijo, que heredó nombre y vocación, ha vivido el salto a los mercados internacionales y la durísima crisis económica que ha sufrido nuestro país. Al más pequeño, David, le toca asistir al fin de la recesión y a la consolidación de un sector, el de la automoción, motor de la economía española.
Los tres aman su trabajo. Sobre todo Pepe, que, como muchos andaluces, un buen día decidió subirse al "Sevillano" –así se llamaba al tren que cubría el trayecto entre Sevilla y Barcelona, aunque en Andalucía era conocido como el "Catalán"– para probar fortuna en una tierra donde trabajadores procedentes de toda España ayudaron a levantar un sector industrial en auge.
José Antonio nació en Gor, un pueblo de 800 habitantes de Granada. Con 6 años, se trasladó con sus padres a Guadix, donde trabajó en la estación de ferrocarril. Ya casado y con dos hijos, cogió su maleta de cartón y, acompañado de la familia de su hermano, emigró a Cataluña. Se instalaron en Santa Coloma de Gramanet (Barcelona), donde, durante cinco años, compartieron piso ambas familias. "Primero trabajé en la obra, luego en una fundición en Badalona. Hasta que un amigo me dijo que buscaban gente en Seat. Tuve que engañar a mi antiguo jefe para presentarme en la fábrica", explica. Recuerda perfectamente el día en que se incorporó a la planta del polígono industrial de la Zona Franca, situado a los pies de la montaña de Montjuïc: el 23 de diciembre de 1968.
jueves, 7 de mayo de 2015
Elecciones Upper Diagonal
Llegó la primavera, pero no es igual para todos. Paseando por un parque de la zona alta de Barcelona, tienes la sensación de que nada malo puede ocurrirte en este recoleto rincón del "upper Diagonal", donde no se ve incivismo por ningún lado. El dicho popular afirma que la ciudad se divide socialmente entre los que viven por encima o por debajo de la avenida Diagonal. Aunque la teoría falla cuando esta gran artería llega al mar por el barrio de la Mina. Aquí el deterioro, el olvido de las instituciones se sitúa Diagonal arriba, tal como expliqué en un post anterior sobre esta democrática avenida. Los ciudadanos parecen que se han percatado de las desigualdades existentes en esta ciudad, a la que algunos añaden una tercera clase social: el turismo. La encuesta del CIS publicada hoy da la victoria a Ada Colau, alcaldable por Barcelona en Comú, en las elecciones municipales del 22 de mayo, mientras que CiU, PSC y PP se desploman, y Ciudadanos irrumpe con fuerza. Colau parte con ventaja, pues en el imaginario colectivo permanece su lucha contra los desahucios en plena crisis económica. Incluso The New York Times le dedicó un reportaje en diciembre de 2013. Está claro que los barceloneses quieren un cambio, pero éste no pasa por el sueño secesionista que promueven CiU, ERC y CUP, que no suman mayoría. Pero si se confirman esos datos, el Ayuntamiento de Barcelona sería ingobernable.
sábado, 2 de mayo de 2015
Las tranformaciones de David Garnett
Llega a mis manos la reedición de una extraña novela, "La dama que se transformó en zorro" (Periférica), escrita por David Garnett, uno de los satélites del Grupo de Bloomsbury -Virginia Woolf fue su editora en Hogarth Press-. Si se atiende a la transgresora y poco convencional vida del autor, el título de esta obra tan imaginativa como metafórica está cargada de simbolismo
Garnett tuvo un romance con el pintor Duncan Grant, primo del escritor Lytton Strachey y que también tuvo una aventura con el economista Maynard Keynes. Es obvio que la libertad sexual y la transgresión era total en este círculo de intelectuales postvictorianos, sobre todo si se tiene en cuenta que Grant tuvo una hija con Vanessa Bell, hermana de Virginia Woolf.
Durante muchos años, Angelica pensó que su padre era Clive Bell, el marido de Vanessa. Del descubrimiento de su padre biológico surgió el libro autobiográfico "Una mentira piadosa", un ajuste de cuentas de Angelica con ese secreto a voces familiar.
Para rizar el rizo, la bellísima Angelica acabó casándose con David Garnett, casi 30 años mayor que ella. Aseguran que Garnett exclamó, tras el nacimiento de la pequeña, que en un futuro la haría su esposa. Así fue. Es decir que el escritor se casó con la hija de su antiguo amante.
Garnett tuvo un romance con el pintor Duncan Grant, primo del escritor Lytton Strachey y que también tuvo una aventura con el economista Maynard Keynes. Es obvio que la libertad sexual y la transgresión era total en este círculo de intelectuales postvictorianos, sobre todo si se tiene en cuenta que Grant tuvo una hija con Vanessa Bell, hermana de Virginia Woolf.
Durante muchos años, Angelica pensó que su padre era Clive Bell, el marido de Vanessa. Del descubrimiento de su padre biológico surgió el libro autobiográfico "Una mentira piadosa", un ajuste de cuentas de Angelica con ese secreto a voces familiar.
Para rizar el rizo, la bellísima Angelica acabó casándose con David Garnett, casi 30 años mayor que ella. Aseguran que Garnett exclamó, tras el nacimiento de la pequeña, que en un futuro la haría su esposa. Así fue. Es decir que el escritor se casó con la hija de su antiguo amante.
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