Sin llegar al nivel de Francia o Austria, en España hay cada vez más establecimientos que admiten mascotas. Pero, atención. Hay bastante oportunismo en esa proliferación de hoteles perrunos. Admitir animales no significa que el propietario del negocio los entienda, tenga adaptado su local a las necesidades de éstos o simplemente le gusten. La crisis económica ha provocado que algunos empresarios hayan visto en este tipo de servicios una ocasión para captar clientela o imponer un suplemento extra. Es conveniente informarse bien porque, de lo contrario, nos podemos encontrar con malos entendidos y preguntas impertinentes: "¿Su perro no ladrará por la noche?" "¿No se subirá a la cama?" o "¿Le importaría que el perro duerma en el garaje?". O comentarios indignantes del tipo "procure que no se vea demasiado a su perro".
No es el caso de
Gure ametsa, una casa rural situada en Getaria (Gipuzkoa) dirigida por la encantadora Ainhoa. Un lugar situado a media hora de San Sebastián, enclave perfecto para hacer excursiones por los pueblos pesqueros de esta zona y, en el caso de los fetichistas cinéfilos, visitar los escenarios donde se rodó la taquillera
"Ocho apellidos vascos". La película, por cierto, ha animado la economía de unos municipios no demasiado turísticos donde la industria ha sufrido los estragos de la recesión.
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Playa La Rubina (Girona) |
Otra casa donde se quiere a los perros es la
Casa de Turisme Rural Masia Forn del Vidre, en Llorà (Girona), regentada por Susanna y Domènec. Situada en plena naturaleza, en una agreste zona volcánica poco conocida pero impresionante, este lugar bien vale una estancia donde perros y humanos desconecten de la estresante ciudad. Y si se quiere mar,
la playa de La Rubina (Entre Castelló d'Empúries y Roses), donde se admiten perros, está a 45 minutos en coche. Solo son dos ejemplos que he conocido, pero hay muchos más, como puede comprobarse en las web
Viajarconperros.es y
Srperro.com