lunes, 9 de junio de 2014

Postales "versus" whatsapp

La mujer orgullosa de sus canas escribe una postal mientras el resto de los clientes de la terraza comen, conversan, gritan o callan. Ella no tiene prisa, lo que me hace pensar que, más que turista, es viajera y dueña de su tiempo. Es decir, que no es esclava de un horario o de su teléfono móvil. Sucedió en Sant Martí d'Empúries (Gerona), un pueblecito precisamente de postal. Quizá haya que distinguir entre aquellos destinos susceptibles de ser inmortalizados con una imagen vía Whatsapp y los que no admiten chispazos fugaces o "selfies" frivolones. Apostaría a que esta visitante vuelve a su país de origen antes de que las postales lleguen a su destino. ¿Prometió enviarlas? ¿Se lo pidieron? En cualquier caso, ella seleccionó y compró la tarjeta, se informó de cuánto cuesta un sello y preguntó dónde podía encontrar un buzón. ¿Demasiado esfuerzo en la era de Internet? Su familia o sus amigos lo valen. ¿Demodé? Contracorriente diría yo.

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