Hace un par de años se estrenó "Ciutat Morta", un documental en el que se relatan las supuestas irregularidades en un proceso judicial por el que fueron encarcelados cuatro jóvenes que se remonta a 2006. Estaban acusados de agredir a un agente de la Guardia Urbana de Barcelona, que intervenía en un desalojo de "okupas" y quedó tetrapléjico, pero siempre han mantenido su inocencia. Patricia Heras, que fue juzgada por este caso, se suicidó durante un permiso penitenciario. El juicio solo se basa en los testimonios de cargo de guardias urbanos que posteriormente fueron condenados por torturas en otra causa.
La emisión de este documental en la televisión catalana no solo ha resucitado el caso, sino que ha desatado una oleada de reacciones en las redes sociales que han obligado a los partidos políticos -posiblemente por la proximidad de las elecciones municipales- a intervenir. El caso es impactante, plantea muchos interrogantes, pero también demuestra cómo está cambiando el papel de los medios de comunicación. La Universitat Oberta de Catalunya (UOC) analiza el caso en un interesante comunicado titulado "Los vigilantes vigilados" en el que Lluís Pastor, experto de los Estudios de Ciencias de la Información, explica que hasta ahora "los único mediadores entre las fuentes interesadas y el público eran los medios", pero ahora "los medios han dejado de ser los mediadores únicos y hay una pléyade de nuevos mediadores entre la información y la sociedad que utilizan las redes, aunque a veces, como en este caso, necesitan más tiempo para ser efectivos".