martes, 31 de julio de 2012

Un elogio para Hearst


Hearst y Julia Morgan
Poco o nada predispone a mirar con buenos ojos a William Randolph Hearst. Ni su enorme fortuna, amasada a base de azuzar la guerra entre Estados Unidos y España para vender periódicos, ni su apoyo a la caza de brujas durante la guerra fría, ni su relación con la jovencísima actriz Marion Davis, aunque en este caso hay que decir que la pareja se llevaba mucho mejor que lo que narra "Ciudadano Kane", la despiadada caricatura que hizo Orson Welles del magnate. No obstante, parece ser que Hearst contrataba detectives para que le informaran de cualquier posible devaneo de Davis.
Y si se lee "Hollywood Babilonia", de Kenneth Anger, el rechazo se dispara pues, además de explicar los métodos de Hearst para manipular el mundo del cine, se alude a la oscura muerte del productor Thomas H. Ince durante una fiesta a bordo del yate "Oneida" del multimillonario americano. Hearst tapó muchas bocas, dice Anger, incluida la de la temida cotilla Louella O. Parsons, a la que hizo un contrato de por vida poco después del escándalo.
El principal vestigio de aquel poder casi absoluto de Hearst es el magnífico castillo de San Simeón, en la costa californiana, que hoy puede visitarse previo pago. Un alarde arquitectónico que merece -esta vez sí- el elogio del magnate. Y no lo digo desde el punto de vista estético, que siempre es discutible, sino por el hecho de haber confiado la obra a una mujer, Julia Morgan, la primera arquitecta del mundo.

lunes, 16 de julio de 2012

La Helen Keller española

Mi instructora de Taichi siempre dice que el ser humano es capaz de hacer cualquier cosa. La historia de Gennet Corcuera demuestra que, lejos de ser una frase hecha utilizada en momentos de desánimo, aquella afirmación es real. Esta joven procedente de Etiopía y adoptada por padres españoles se ha convertido en la primera sordociega de España en lograr un título universitario, según leo en  http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/06/30/actualidad/1341073361_011984.html Y rápidamente me viene a la memoria la película de Arthur Penn "El milagro de Anna Sullivan", título dedicado a la profesora que sacó de las tinieblas a Helen Keller, privada igual que Gennet de la vista, del oído y, consecuentemente, del habla. "Maestra", como la llamaría siempre Helen, sufrió ceguera de pequeña hasta que fue operada, de ahí su conocimiento del sistema de lectura y escritura de los ciegos, que aprendió en la Institución Perkins, donde conoció a la también sordomuda Laura Bridgman. Ésta, a diferencia de Hellen, nunca se adaptó a otro ambiente que el de éste colegio. De ahí el mérito de Sullivan, de quien el científico Albert Eisntein dijo que su obra "tenía un contenido sobrehumano". El filme de Penn acaba cuando Sullivan logra que la pequeña salvaje aprenda el lenguaje de los signos en la palma de la mano, pero la vida de Keller, nacida en Tuscumbia (Alabama) en 1880, fue apasionante.

Nosotros perdemos el trabajo, ellos la vida

Goteo.org
El corazón siente un vuelco cuando vemos un documental sobre las víctimas del narcotráfico en México DF y nos estremece el hallazgo de una fosa común en Durango. Incluso podemos llorar al leer los pasajes del libro "2666" que el escritor Roberto Bolaño dedica a las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez. Pero lo que realmente me conmovió a mí fue presenciar cómo una periodista mexicana con la que tengo el privilegio de trabajar me explicaba todas estas atrocidades entre emocionada e indignada. A través de ella he descubierto la página web http://nuestraaparenterendicion.com/index.php y el proyecto de crowdfunding "No se mata la verdad matando periodistas". Porque, efectivamente, la crisis provoca que en España los periodistas estemos perdiendo el trabajo, pero en México lo que pierden es la vida y por algo tan fundamental para nosotros como ejercer el derecho a la libertad de expresión o estar informado. No se trata de corporativismo, sino de dignidad humana. Hay muchas maneras de luchar contra ello y una de ellas es participar en ese proyecto, consistente en la publicación de un libro en memoria de esos 126 periodistas muertos o desaparecidos desde el año 2000. Existe la opción de cofinanciar esta iniciativa o divulgarla. Yo ya me he sumado a las dos posibilidades - hay otras fórmulas de colaboración- mediante http://www.goteo.org/project/no-se-mata-la-verdad-matando-periodistas/home Este proyecto no pondrá fin a esa lacra social que es la violencia, pero contribuye a que no caiga en el olvido.

sábado, 7 de julio de 2012

Malditas portadas

El Gobierno americano acaba de confirmar oficialmente que no existen las sirenas, esos seres fantásticos mitad mujer, mitad pez, que atraían con sus cantos a los marineros hasta hacerlos chocar contra las rocas, donde morían. Aceptemos que el mito no es real, pero sí esa música que suena a fama y glamour y que luego precipita al ser humano contra la crítica de la opinión pública. Me refiero a las portadas de revistas femeninas. Compré el último número de "Vanity Fair" porque en su "cover", junto a la exhuberante actriz Sofía Vergara, se anunciaba una entrevista con el Premio Nobel de Economía, Paul Krugman, en sus páginas interiores. Krugman ha encontrado un filón en eso de augurar todo tipo de males económicos para España y parece cómodo en su papel de hombre mediático. Rodeado de famoseo, asegura que nuestro país podría salir del euro y asistir a un corralito. En fin, resulta un tanto obsceno. Menos cómoda parece la periodista Sara Carbonero con las servidumbres de una fama que ella misma ha buscado posando por ejemplo para la revista "Elle" o explotando su belleza en diferentes espots publicitarios. Está en su derecho y obviamente no es incompatible ser guapa y buena profesional. Sara lo es, pero si una persona se acerca demasiado a los focos, corre el peligro de quemarse, no sin antes haber visto magnificados todos sus defectos y meteduras de pata.

Valoremos, no obstante, el esfuerzo de este tipo de revistas por romper de vez en cuando los estereotipos de belleza. Que "Elle" decidiera publicar en portada la foto de esa rotunda actriz y mujer que es Gabourey Sibide fue una buena idea, sobre todo después de que "Vanity Fair" fuera acusada de "racista" por el rotativo británico "The Guardian" por no incluir a ninguna chica de color en su portada de marzo de 2010, dedicada a las nuevas promesas de Hollywood. Pero que Sibide apareciera con la piel aclarada resultó nefasto para la reputación de la revista y para la propia protagonista. 
Poco rentable, según confesó la propia revista "Vogue", fue convertir a Adele, alejada también de los cánones estéticos, en "cover girl". La trayectoria vital y profesional de la cantante británica nada tiene que ver con este tipo de revistas, pero no podemos culpar a una profesional de la música de sentirse atraída por esos cantos de sirena del papel couché. Siempre que sea consciente de que ese "alter ego" sometido a mil manipulaciones fotográficas no existe. Como las sirenas.

Desprogramar la obsolescencia

American Appareil
Acabo de leer en la magnífica revista Yorokobu la historia de cómo el Ayuntamiento de Munich (Alemania) decidió liberarse de la obsolescencia programada de Microsoft y pasarse a un sistema abierto basado en LiMux. http://www.yorokobu.es/la-liberacion-informatica-de-munich/
De esta forma, el Consistorio lograba escapar de la dictadura informática que obliga a pagar por acceder a las nuevas versiones de Windows para evitar que los programas queden desfasados. La decisión de la ciudad de Munich, cuentan sus responsables, fue más filosófica que económica y, lamentablemente, son muy frecuentes en nuestro entorno los casos de obsolescencia controlada. En sentido literal o figurado, aquí van algunos ejemplos:

1. La informática. Entre que tomamos la decisión de comprar el último modelo de PC, tablet o smartphone, y vamos a la tienda, ya ha salido un nuevo modelo que convierte el anterior en demodé. Entramos así en una espiral consumista infernal. Lo mismo sucede con los televisores de pantalla plana y otros productos electrónicos.

2. Los alimentos envasados. Cada vez hay más especialistas que comienzan a dudar de la veracidad de algunas fechas de caducidad, cuyo estricto cumplimiento provoca que se tiren a la basura toneladas de alimentos.

3. Los libros de texto. Los continuos cambios en los planes de estudio provoca que esos libros que, antiguamente, heredábamos de nuestros hermanos mayores, queden rápidamente desfasados.